Leishmaniosis canina III: y ahora ¿qué?

Si a tu perro le han diagnosticado la enfermedad, no desesperes: hay solución

Leishmaniosis canina III

Los tratamientos actuales consiguen que, en la mayoría de casos, los perros con leishmaniosis no sean más que enfermos crónicos, que, aunque suene mal, es algo bueno. Un enfermo crónico es un animal (o persona) que tiene una enfermedad para toda la vida pero que, en muchos casos, la tiene perfectamente controlada y no afecta o afecta muy poco a su calidad de vida.

 

¿Mi perro se va a morir?

No tiene por qué. Como hemos comentado en los artículos anteriores, la leishmaniosis es una enfermedad inmunitaria provocada por un parásito. La supervivencia y la calidad de vida de nuestra mascota va a depender de tres factores:

La rapidez del diagnóstico: cuanto antes se detecte la enfermedad, más probabilidades de éxito existen (diagnóstico precoz).

La respuesta inmunitaria que haga el animal a la presencia del parásito: si su sistema inmunitario responde de forma muy exagerada, puede dañar órganos vitales como el riñón y complicar mucho las cosas.

La respuesta al tratamiento y el seguimiento: los actuales medicamentos consiguen altas tasas de efectividad, pero de nada sirve si después no se hacen los controles que indicará el veterinario: recuerda que es una enfermedad crónica.

 

Muy bien, no se muere, pero ¿qué vida le espera?

En la mayoría de casos, sobre todo si el riñón no está afectado, el perro hace vida completamente normal. Seguro que te has cruzado por la calle con más de un perro con leishmaniosis y nunca lo habría dicho: porque está controlado.

Pero no hay que bajar la guardia, porque el parásito está en el organismo, esperando cualquier situación de debilidad del animal para volver a las andadas. De ahí la importancia de los controles periódicos.

 

¿Cómo se trata?

Actualmente, simplificando, disponemos de dos familias de fármacos contra la leishmaniosis: los que eliminan buena parte de los parásitos (no todos) y los que mantienen a raya a los parásitos que han sobrevivido.

 

 ELIMINADORES

Glucantime: inyecciones subcutáneas dos veces al día durante 30 o 45 días. No hace falta que traiga al perro a la clínica cada vez: te enseñaremos cómo hacerlo en casa; es muy sencillo.

Milteforan: jarabe que se da una vez al día durante 28 días. Más cómodo, pero no tan eficaz y más costoso. Se puede usar sin riesgo en los animales con alteración renal.

 

 DE MANTENIMIENTO

Alopurinol: pastillas que se dan dos veces al día durante un año. Consiguen mantener "dormido" al parásito.

Leisguard: el mismo jarabe que se usa para prevenir la leishmaniosis también es útil para ayudar al sistema inmune a controlar a los microorganismos.

El veterinario también prescribirá los medicamentos necesarios para tratar las alteraciones secundarias provocadas por la propia enfermedad (antiinflamatorios, antibióticos si hay infección de piel, colirios si hay uveítis, vitamina B si hay anemia...).

 

¿Por qué hay que hacer controles? ¿En qué consisten?

Porque los tratamientos consiguen bajar el número de parásitos en sangre y "adormecer" a los pocos que queden. Así el sistema inmune cree que ya no están y deja de hacer daño al propio organismo, pero no consiguen eliminar completamente los parásitos del cuerpo.

El sistema inmune es muy dinámico; eso significa que hoy podemos estar con las defensas buenas al máximo, mientras que mañana podemos sufrir una bajada brusca de estas, que provocaría un despertar de los parásitos y la consiguiente reactivación de la enfermedad.

Para evaluar la eficacia real de la primera tanda de inyecciones o jarabe y estar seguros que, una vez controlada la enfermedad, esta no se está reactivando sin que nos percatemos, son muy importantes las analíticas sanguíneas, igual que para otras enfermedades como el parvovirus y de orina, que se realizan, como mínimo, antes y después del primer ciclo de tratamiento, a los 3 meses y, después, cada 6 meses durante toda la vida del animal.

En cada analítica se evalúa el grado de activación los anticuerpos del animal frente a la Leishmania –recordemos que la enfermedad viene de una hiperactivación de estos-, junto a un hemograma (descartar anemia) y a un chequeo de los principales órganos vitales.

En caso de que detectáramos algún cambio sospechoso de reactivación de la enfermedad podremos actuar rápidamente y reconducir la situación con mayores garantías que si no hiciéramos controles porque lo vemos bien.

 

Consideraciones finales

Estos tres artículos tienen como objetivo informar y concienciar de la importancia de la leishmaniosis, pero a su vez, desmentir buena parte de mitos y leyendas urbanas fruto de la ignorancia y los malentendidos bienintencionados.

No se trata de una guía ni de un manual de instrucciones. Cada caso es diferente y tu veterinario personalizará el pronóstico y el tratamiento a seguir basándose en todos los parámetros clínicos y económicos disponibles.

No dudes en buscar ayuda e información, pero siempre de fuentes fiables, como los veterinarios, universidades y asociaciones de investigación y desarrollo en la materia. Evita los foros de "entendidos en la materia" y no te dejes llevar por las opiniones de terceros: cada caso es un mundo.

Y, como siempre, en Alfa Veterinaria estaremos encantados de solucionar todas tus dudas al respecto.