Leishmaniosis canina I: conceptos básicos

Qué es, síntomas y prevención

Leishmaniosis canina I

La leishmaniosis es una enfermedad parasitaria transmitida por un insecto muy parecido a un mosquito: la mosca de la arena llamada Phlebotomus. Esta mosca actúa de vector intermediario, es decir, que al succionar sangre de un animal infectado, también succiona el parásito, un protozoo microscópico llamado Leishmania infantum.

Este protozoo hace unas metamorfosis dentro de la mosca durante 4-10 días, hasta que esta vuelve a picar a otro perro sano; en este momento es cuando se transmite el parásito, que llegará de nuevo al torrente circulatorio en pocos días.

Es importante destacar que los únicos modos de transmisión son mediante el flebotomo, o por transmisión sexual o a través de la placenta durante la preñez, y que sólo afecta perros, ocasionalmente a gatos y aún más raramente a personas con el sistema inmunitario muy deprimido (enfermas de SIDA, sometidas a tratamientos quimioterápicos agresivos, personas muy mayores…).

También es importante apuntar que un clima templado y húmedo como el nuestro es propicio para el desarrollo de los flebótomos y de ahí el gran número de animales infectados. Si un animal con leishmaniosis se trata adecuadamente no es un riesgo para los demás animales ni para las personas, al contrario que otras enfermedades caninas como la rabia.

 

¿Qué síntomas da la leishmaniosis?

Los perros cuyas defensas no son capaces de controlar el parásito pueden desarrollar los siguientes síntomas:

Externos: dermatitis alrededor de los ojos y puntas de la orejas, seborrea excesiva, úlceras que no curan, sangrado nasal, adelgazamiento, apatía.

Internos: artritis, insuficiencia renal, anemia y la muerte del animal.

 

¿Tiene cura esta enfermedad?

Actualmente, a diferencia de lo que pasaba años atrás, en los que el diagnóstico de la enfermedad era sinónimo de eutanasia, la leishmaniosis se ha convertido en una enfermedad crónica, es decir, que aunque no se pueda llegar a eliminar por completo el parásito, los tratamientos y los controles rutinarios actuales permiten (con un porcentaje de éxito cercano al 90%) controlar la enfermedad y hacer desaparecer los síntomas. Dichos tratamientos no son excesivamente caros ni complicados, y, aplicados sin demora, permiten al animal hacer una vida completamente normal.

 

¿Cómo puedo saber si mi perro padece leishmaniosis?

Es una enfermedad crónica en la que los síntomas no aparecen enseguida, es decir, el tiempo que pasa desde que el flebotomo transmite el parásito hasta que se desarrolla la enfermedad es muy variable: ¡de 3 meses a 7 años! Así pues, es muy importante no esperar a ver síntomas de la enfermedad, sino que es aconsejable, una vez al año, hacer un sencillo test con un poco de sangre y así comprobar que el perro está libre del parásito.

Según un reciente estudio internacional, hasta 4 de cada 10 perros del Levante español están infectados, pero muchos de sus dueños no lo saben.

 

¿Se puede prevenir la leishmaniosis?

Hay dos formas de prevenir la enfermedad:

Primera barrera (imprescindible): evitar la picadura del flebótomo mediante repelentes:

Pipetas (Vectra 3D, Frontline Triact, Advantix, Effitix).

Collares (Seresto, Scalibor).

Huye de promesas de productos naturales y de otros repelentes no registrados para ahuyentar flebótomos.

Segunda barrera: potenciar y educar al sistema inmune para maximizar la respuesta defensiva en caso de que hayan picaduras. Para ello disponemos de:

Una vacuna eficaz durante un año.

Un jarabe que hay que administrar durante un mes 2 veces al año (junio y octubre).