Diabetes en perros y gatos

Señales de que tu mascota puede tener diabetes

Diabetes en perros y gatos

¿Qué es la diabetes?

La diabetes mellitus, o simplemente diabetes, es una enfermedad que se presenta cuando el cuerpo no puede hacer uso de la glucosa de manera normal. La glucosa es la fuente principal de energía de las células del cuerpo. La insulina, que es producida por el páncreas, es necesaria para transportar la glucosa desde el flujo sanguíneo hacia las células. En los diabéticos, la glucosa no es transportada a las células y por ende no hay suficiente energía para que las células funcionen normalmente.

En pacientes humanos, la diabetes se clasifica como tipo I y tipo II. El tipo I ocurre cuando el páncreas no produce suficiente insulina, y en tipo II ocurre cuando el organismo no puede responder normalmente a la cantidad de insulina producida por el páncreas. Aunque en ocasiones la diabetes en mascotas se clasifica como de tipo I o II, la diferencia entre un tipo y otro es menos clara en mascotas que en humanos.

 

¿Qué mascotas están en riesgo?

La diabetes en perros y gatos puede presentarse a cualquier edad.

 La mayoría de los gatos diabéticos son mayores de 6 años de edad, y la enfermedad es más común en machos castrados.

La mayoría de los perros diabéticos son diagnosticados a los 7-10 años de edad y es dos veces más común en perras que en perros. Ciertas razas de perros pueden estar predispuestas a la diabetes. La obesidad es un factor de riesgo significativo para el desarrollo de la diabetes.

Conforme los perros y los gatos envejecen, también pueden desarrollar otras enfermedades que podrían resultar en diabetes o que podrían afectar significativamente su respuesta al tratamiento para la diabetes, incluyendo hiperactividad de la glándula adrenal en los perros (hiperadrenocorticismo) o hiperactividad de la glándula tiroides en los gatos (hipertiroidismo), pancreatitis, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal, infecciones en el tracto urinario e infecciones en la piel. El uso prolongado de medicamentos que incluyen corticosteroides también es un factor de riesgo para desarrollar diabetes.

 

¿Cuáles son los signos de la diabetes en las mascotas?

El paso más importante en el cuidado de su mascota es notar los primeros signos de la diabetes. Si usted ve cualquiera de los siguientes signos, su mascota debería ser examinada por un veterinario. Cuanto más pronto se realice el tratamiento, más posibilidades tendrá su mascota de tener una vida más larga y saludable.

Beber demasiada agua y producir mayor cantidad de orina.

Pérdida de peso, aunque se haya incrementado el apetito.

Apetito disminuido.

Ojos “empañados” (sobre todo en los perros).

Infecciones crónicas o recurrentes (incluyendo infecciones en la piel y urinarias).

 

¿Cómo se diagnostica y se trata la diabetes?

Puede existir la sospecha de diabetes con base en los síntomas que muestra su mascota, pero el diagnóstico es confirmado por su veterinario al encontrar altos niveles de azúcar en la sangre y en la orina de su mascota de manera consistente.

Aunque por lo general el diagnóstico de la diabetes es relativamente sencillo de obtener, posiblemente su veterinario realice algunas analíticas de sangre adicionales para descartar otras enfermedades comunes. Un cultivo de orina podría ser recomendable para descartar una infección del tracto urinario.

Una vez que el diagnóstico haya sido confirmado, es posible que su veterinario recete una dosis inicial y un tipo de insulina para su mascota. La insulina no puede suministrarse de manera oral, debe aplicarse por medio de una inyección subcutánea. Tu veterinario o auxiliar veterinario te enseñarán cómo aplicar las inyecciones de insulina, lo cual involucra una aguja muy pequeña que por lo general es bien tolerada por las mascotas.

No es un tratamiento igual para todos; es posible que tu veterinario necesite ajustar periódicamente el régimen de tratamiento de su mascota. Las recomendaciones en la dieta son una parte importante del tratamiento. Un tratamiento exitoso para la diabetes requiere exámenes regulares, pruebas de sangre y orina, y llevar un control del peso, apetito, sed y orina de tu mascota.